martes, 24 de abril de 2012

Cae el mito de la convivencia previa al matrimonio

Copio artículo aparecido en ReL:
En la edición del 14 de abril de 2012 el New York Times publicó el artículo "La desventaja de cohabitar antes del matrimonio" (The Downside of Cohabiting before Marriage) de Meg Jay, una psicóloga clínica de la Universidad de Virginia, en el que analiza el denominado "efecto cohabitación".

"El efecto cohabitación"
Según informa la agencia AICA, el artículo sostiene que existe un "efecto cohabitación" por el cual las parejas que conviven antes del matrimonio tienden a estar más insatisfechas con sus matrimonios y por tanto más expuestas al divorcio que las parejas que no convivieron. Inicialmente, los investigadores atribuyeron el efecto convivencia a que los convivientes eran menos adeptos al matrimonio y por tanto más abiertos al divorcio. Pero nuevas investigaciones señalan que el riesgo se encuentra en la convivencia en sí misma, afirma Meg Jay.

La falta de decisión
Según el artículo, las personas que rondan los 20 años de edad, suelen llegar pronto a la convivencia y de manera no discernida, como si fuera una pendiente que pasa de la cita personal, a dormir en la casa del otro y de hacerlo periódicamente a la convivencia sin demasiada reflexión.

"Deslizándose, no decidiendo"
Se llega a la decisión de convivir sin demasiado diálogo y no se advierten las diferentes percepciones que varones y mujeres tienen sobre la convivencia. Según el artículo, las mujeres son más proclives a ver la convivencia como un paso al matrimonio, mientras que los hombres tienden a ver la convivencia como una prueba de la relación o una forma de posponer un compromiso. Ambos, varones y mujeres, acuerdan que sus estándares para un conviviente son más bajos que para un esposo.

Difícil salir de la convivencia
La convivencia, se afirma en el artículo, se toma como una decisión rápida, conveniente en términos económicos y de la que se piensa que se puede salir prontamente, pero en la realidad no es así por los costos comunes que se comparten y por otras razones que dificultan la ruptura.

Según el artículo, las convivencias se incrementaron en los Estados Unidos un 1.500% pasando de 450.000 parejas no casadas en 1960, a más de 7.500.000 en la actualidad.

Estas estadísticas permiten advertir, aún desde perspectivas que son favorables o al menos indiferentes moralmente a la cohabitación, los problemas que tiene socialmente una forma de vida casi sin compromisos y que diluye los vínculos.

6 comentarios:

  1. Fernando Galán Pérez28 de abril de 2012, 9:51

    Bajo mi punto de vista la convivencia antes del matrimonio es buena en cuanto que los convivientes tienen la oportunidad de conocer como es realmente su pareja y plantearse si realmente están seguros de aceptar un vínculo tan serio como es el matrimonio, si una convivencia previa funciona bien el matrimonio no tiene porque ir mal y si la convivencia es mala seguramente el matrimonio también lo será. Por otro lado es verdad que el paso hacia la convivencia no es fácil ni algo que deba tomarse a la ligera.

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  2. Juan Jesús Conde Santiago7 de junio de 2012, 13:32

    En mi opinión, la convivencia entre ambos miembros es vital antes de casarse, ya que así se pueden conocer más a fondo, pero el matrimonio no es algo que se deba tomar a la ligera, ya que el matrimonio no sólo implica quererse, sino también querer el bien para el otro. En este caso, lo que se ha de tener en cuenta es eso antes de tomar la decisión de casarse.

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  3. Cristina Valero García8 de octubre de 2012, 10:17

    Para mi, el matrimonio es importante, por lo que finalmente, sin importar si la persona convive previamente o no, debería al final llegar al matrimonio si es que su pareja será con quien comparta el resto de su vida.Además la figura del matrimonio puede crear cierto ambiente de fortaleza, de seriedad y compromiso, que quizá no pueda verse en la convivencia. Pero en la convivencia los miembros de la pareja se pueden conocer mejor y pienso que la convivencia no siempre se ha de dar para planear una futura vida como matrimonio.

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  4. María Muñoz Esteban3 de noviembre de 2012, 12:14

    Yo pienso que la convivencia antes del matrimonio no tiene porque ser un elemento fundamental ni vital, sino todo lo contrario. Ya que las parejas que conviven antes del matrimonio, hace vida como si fueran un matrimonio por lo que ¿para qué casarse, cuando se esta haciendo vida como si tal?, sería dar a la misma vida que se esta viviendo, más compromiso y formalidad. Creo que entonces sería un poco absurdo dar compromiso y formalidad a una forma de vida que ya se tiene. Por esto, la comodidad de muchas parejas, hacen que se casen más tarde y por consiguiente duren menos tiempo casados, y se divorcien antes. Creo que la convivencia antes del matrimonio, es negativa desde el punto de vista del matrimonio. Además si durante este periodo, hacen las cosas de una pareja de casados y una convivencia como si de un matrimonio se tratara, cuando llegue el momento del acto de casarse, bajo mi punto de vista, llevarían pues una convivencia de casados basada en la rutina y monotonía,que ya han realizado antes, lo cual no le supondría ninguna novedad a su forma de vida.
    En cuanto a las "ventajas" de que así se conoce a la pareja, creo que para eso esta el periodo de noviazgo, sin necesidad de convivir, y una vez casados si hay algo que se desconocía del otro, hay está el significado del matrimonio, y juntos fomentar el cambio para una mejor convivencia de casados.

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  5. Actualmente el matrimonio se ve como una “complicación”, y el camino fácil es irse a vivir juntos.
    La cohabitación es una forma de vivir el presente sin pensar en el futuro, lo que a mi parecer, hace frágil la relación. Mientras que en el matrimonio (cuando se le otorga el valor que se le debe dar) la relación posee mayores probabilidades de afrontar las dificultades que se presenten en la pareja.
    Pues como dice el Profesor Tirapu en su libro, quizás lo que fracasa en muchos casos es que prueban, y no dan los pasos correctos.
    Cada relación es particular, pero es irrefutable que el matrimonio supone un compromiso, es algo serio. Esto parece ser que provoca el pánico, y lo fácil es no tener responsabilidad, ni estar sujeto a nada.
    Si preguntamos a personas mayores por las parejas de hoy día, nos dirán que los jóvenes no saben aguantar, que a la primera de cambio tiran la toalla, y llevan razón.
    Pero, lo bonito, en mi opinión, es tener responsabilidades, objetivos y metas ¿y qué hay mejor que tener un proyecto de vida y comprometerte con una persona con la que quieres pasar el resto de tus días?.

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  6. Pedro López Aránega21 de mayo de 2013, 15:06

    La convivencia pre-matrimonial supone algo así como un ''ensayo'' del matrimonio.
    De esta forma se disvirtúa por completo el verdadero sentir del matrimonio y nos aventuramos a convivir sin entender lo que la propia convivencia entre parejas significa. Es decir, es un ensayo predestinado al fracaso en tanto que damos un paso con otra persona sin tener la idea preconcebida de lo que supone este paso. Lo que a su vez da lugar a que no sepamos adaptarnos a vivir con la persona que supuestamente amamos y a abandonar la convivencia a las primeras de cambio.
    Todo lo contrario de lo que ocurre con una convivencia estrictamente marital, donde la entrega hacia la otra persona nos lleva a entender que nuestro deber respecto a ella está por encima de un encontronazo o desavenencia momentánea, y hacer que este amor y vivir juntos dure de por vida.

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