martes, 22 de febrero de 2011

Matrimonio y Derecho


(Artículo de Rafael Navarro-Valls, en Zenit, 21-2-2011)

Existe una extendida visión del matrimonio que tiende a separar el Derecho de la unión conyugal, dejándolo reducido a un fenómeno exclusiva o preferentemente sociológico. Para esta visión, la regulación del matrimonio debería adaptarse, no a lo que es en sí mismo, sino a cómo dicen que es determinadas visiones sociológicas conectadas con minorías más o menos estridentes.

Esta visión “pansociológica”, desconectada del Derecho, ha conducido a profundos cambios en la propia estructura de la unión entre hombre y mujer, hasta llegar al actual desorden axiológico. Hace siglos Platón lo profetizaba en su “República” en estos términos: “Primero –decía– nos va penetrando sin darnos cuenta, el menosprecio por la ley moral en el arte y la música, bajo la forma de un juego inocente y agradable. Poco a poco va infiltrándose en los usos y costumbres, y, de súbito, todo esto brota desvergonzadamente en las leyes y decretos “.

Así, y por ejemplo, las leyes que permiten el divorcio unilateral sin condiciones (los llamados “divorcios exprés”) tienen una importante influencia en el modo en que los ciudadanos acabarán valorando o infravalorando sus compromisos personales. Esas leyes no solamente alteran el proceso de salida (haciéndolo trivialmente fácil), sino que devalúa también el proceso de entrada en el matrimonio, desvirtuando su trascendencia. El sabio consejo de Benjamín Franklin: “Conservad vuestros ojos abiertos antes de casaros” y “semicerrados después del matrimonio”, se transforma ahora en “no importa lo que hagáis”: se trata de una relación sin demasiadas repercusiones prácticas.

Frente a esta visión, Benedicto XVI acaba de resaltar en su reciente alocución al tribunal de la Rota Romana (22.I.2011) la sólida vertiente jurídica de la unión conyugal, es decir “su pertenencia por naturaleza al ámbito de la justicia en las relaciones interpersonales”. Quiere decirse con esto, entre otras cosas, que la misión de los juristas es contribuir a crear un ambiente social propicio para desencadenar una política familiar proclive a diseñar un marco favorable a que las familias se mantengan unidas y puedan ocuparse convenientemente de sus hijos.

Pero la responsabilidad no solo es de los juristas. Junto a ellos, los líderes políticos, los medios de comunicación, la red o los programas de televisión tienen una gran trascendencia en mantener unidas las células que estructuran el tejido social familiar. Aquí no se trata de definir una alternativa más entre varios estilos de vida, diseñar un foro donde se negocian los derechos, elevar simplemente barreras contra la vida sexual promiscua o elaborar un montón de cálculos de costos y beneficios. Se trata de fortalecer un compromiso. Y en ese compromiso los juristas debemos alertar que la desmitificación de las normas jurídicas que lo protegen suele llevar, con demasiada frecuencia, a su desmetafisicación, es decir, conceptuar el matrimonio simplemente como un hecho cultural en perpetuo cambio y no como una relación natural y estable.

El Derecho canónico –al que se refiere Benedicto XVI en la alocución citada– lo contempla desde esta última perspectiva. Y vuelve a ofertar a la Humanidad su propia visión, afirmando que el matrimonio diseñado por la naturaleza, reflejado en las normas que hunden sus raíces en el cristianismo, no es una reliquia que deba ser contemplada como hacen los anatomistas alrededor de un bello cadáver. Al contrario, en el libre mercado de ofertas sociales es un punto de referencia vital, construido sobre la dignidad de la persona humana.

3 comentarios:

  1. Los valores humanos, la firmeza en las convicciones morales, pero sobre todo,la integridad personal deben ser pilares básicos en los que sustentar un contrato tan trascendente como es el matrimonio. Un contrato en el que comparecen dos personas voluntariamente y que constituye un ejercicio de responsabilidad que debería constituir una regla que nace para ser inquebrantable y que en absoluto debería encontrar el apoyo de los juristas, de los medios de comunicación y en general de muchos fragmentos de la sociedad, para poder destruirse por motivos banales.
    En la sociedad actual son muchos los factores que influyen en la fragilidad del matrimonio, porque son también muchos los condicionantes con los que se encuentra la pareja para tomar la decisión de romper una relación. Hay premisas que parten de la realidad económica, en la actualidad la situación financiera puede convertirse en una herramienta indiscutible para allanar el camino de un matrimonio, por muy pueril que pueda resultar, y sin embargo una mala situación económica se convierte a menudo en un arma letal para hacer añicos un matrimonio.
    Pero la influencia también puede llegar, y de hecho así se produce, a través de los medios de comunicación. Hay honrrosas excepciones,pero en muchos casos la prensa genera un perfil de baja moralidad que provoca un estado de crispación y de falta de valores que desembocan en la ruptura de relaciones.
    Aludiendo a los denominados divorcios expres, que se comentan en el artículo, es importante precisar que también hay que conceder una dosis importante de responsabilidad a la justicia. Se han articulado los mecanismos necesarios para agilizar un proceso que actualmente se consume con excesiva ligereza.
    Por último, el aspecto religioso entiendo que si aporta unas premisas y valores que abogan por mantener el compromiso del matrimonio. Tal y como Benedicto XVI ha explicado en sus alocuciones y tal y como queda reflejado en el derecho canónico, el matrimonio nace con vocación de perdurar en el tiempo y debe ser una decisión que se adopte bajo la mas absoluta responsabilidad y con el firme convencimento de continuidad.
    Ana Oliver Romera

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  2. ¿Platón? el mismo que vivió en la Grecia clásica en la cual solo se usaba a la mujer como medio reproductivo, y el sexo entre hombres era socialmente aceptado. Yo soy gay le gustaría explicarme en que valores jurídicos se sustenta que yo no pueda, o no debiera, contraer matrimonio con mi pareja. Si su hijo fuese gay y quisiera casarse que le diría. Y recuerde que geneticamente no hay nada demostrado, muchos animales practican la bisexualidad, como explica eso un iusnaturalista. Muchas gracias.

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  3. Buenas tardes, Pedro.

    Los griegos aceptaban las relaciones homosexuales, pero nunca las confundieron con el matrimonio, de modo que no era una cuestión de discriminación ni de prejuicios. No creo que sólo se usara de la mujer en Grecia como medio reproductivo, ¿pretende decirme que el único amor que existía, o el único verdadero, era el homosexual? De aquí sólo podría deducir que una cultura homosexual que aspire a perpetuarse (lo cual es contradictorio en sí mismo) usaría a la mujer como objeto.

    Las razones jurídicas en contra de las uniones conyugales homosexuales parten de la propia definición de matrimonio. La noción que empleo es la más universalmente aceptada a lo largo de la geografía y de la historia, en la que los llamados matrimonios homosexuales sólo constituyen un fenómeno minoritario y reciente, que ni siquiera en Grecia se dio.

    La bisexualidad de algunos animales existe, pero eso no quita que exista una ley natural, igual que ha existido siempre el asesinato, por ejemplo, y no por ello la naturaleza está de acuerdo con el crimen. Por lo demás, no soy partidario de meter personas y animales en el mismo saco.

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